Emoción, baloncesto y amistad, un Memorial que nació en 1983 de acampada en Jacomar
Desde el Memorial Ramón Castañeyra Góngora, orgullosos de ofrecer un pregón planteado desde la emoción y la diversión, como las 24 Horas de Baloncesto. Todo un honor abrir las fiestas de Puerto del Rosario junto a tu gente, y hacer con el público este viaje a través del deporte, la fiesta, el compañerismo, el amor y una amistad que ha pervivido durante más de cuarenta años
Yo no recordaba su voz, porque era muy pequeño. Así que cuando hace un par de semanas, el tío Agustín nos mandó el vídeo de Jacomar, Guaxara e Iria, mis hermanas, y yo mismo, quedamos en shock: ver y escuchar a mi padre, a mi madre, a los amigos, como mejor estaban en su juventud, de acampada, tocando la guitarra y cantando junto al mar, fue una auténtica revelación.
Teníamos que arrancar el pregón así, porque fueron aquellos momentos los que, desde aquella Semana Santa de 1983, las primeras 24 Horas de Baloncesto unos meses después, en el día siguiente al del Rosario en que nos dejó jugando al fútbol, en un partido de las fiestas, originaron el Memorial Ramón Castañeyra Góngora.
Mi hermana Guaxara tuvo la fuerza de comenzar ella, evocando esos momentos:
"En el barranco de Jacomar o en cualquier otro de la isla, fue donde empezó todo. Entre lapas, cañas y guitarras surgió una amistad que ha durado hasta hoy. Yo en esa acampada tengo cuatro meses. Y cinco después falleció mi padre, Ramón. Así que solo soy la voz de aquel grupo de jóvenes, que han mantenido viva la memoria de un amigo, durante cuarenta y tres años".
Escuchamos las palabras que escribió Manolo Fleitas, que estudió con mi padre en Gran Canaria, una persona cuyo cariño todavía sentimos, y que fue capaz de escribir las palabras más bonitas que se han dicho sobre su amigo:
"Aquel amigo entrañable tenía una energía vital que envolvía a los demás y escapaba a su persona. Tenía poder de decisión, de comunicación, hermosos ideales, gran seguridad en sí mismo y un hermoso corazón. Leía a Machado, Miguel Hernández, Tolstoi, Hemingway, Gandhi... o Millares Sall.
A veces, se sentía libre como el viento. Otras, atrapado por su isla de la que no quería escapar. Soñaba con la libertad, amaba la música, las tradiciones y el deporte que siempre practicó".
Manuel Fleitas , 7 de octubre de 2003, en Canarias7
Mi madre, Belinda, explicó cómo empezó el memorial, "todo era muy casero", y recordó las fiestas de la época: "Las primeras ediciones de las 24 horas se pasaban entre el Oasis, los ventorrillos, torneos de envite, los cochitos (sobre todo los que teníamos niños chicos) o jugando a la chaparrianca: ¡y el 7 pa´ Pepe!".
Las personas que sobrevivían a la noche y a la madrugada, "menos los que estábamos en el Oasis con nuestras tareas, se iban de amanecida a comer churros al Tinguaro V". Y Lico siempre trajo los churros al Oasis. En 1983, Ramón y amigos como Victoriano Morales "Torano", Juan Carlos Lavandera "Lico", o Andrés Valerón, organizaron la primera edición de las 24 Horas de Baloncesto, justo después de que aquel verano se techara el Oasis por primera vez, un proyecto que precisamente fue de Ramón, que era ingeniero.
"Éramos una sociedad joven y entusiasta en aquella época, y con una dictadura muy reciente a nuestras espaldas estábamos, en general, muy implicados con la sociedad y la política… de hecho, Ramón era también el Coordinador General de Asamblea Majorera", rememoró mi madre.
Así que el Memorial comenzó al año siguiente: "Mucho se ha hablado en todos estos años del amor que le profesaba Torano a Ramón, pero apenas nada se dijo, quizás porque no hubo ni tiempo, del que le tenía Ramón a Torano".
El Nenedán histórico
Siempre me interesó la historia, entender cómo en una isla perdida del mundo se llegó a jugar buen baloncesto. Ahora sé que hubo gente que se formó para entrenar, como Orlando Medina Castañeyra, Miguel Rey -primer titulado en Educación Física de la isla- o el famoso Mr. Ernst, un entrenador estadounidense que estuvo en Fuerteventura.
El Nenedán se reconvirtió en una selección de los mejores equipos de Fuerteventura, que consiguió ascender y mantenerse varios años en Segunda División (por encima solo estaba la Liga Española, luego ACB), un logro más que notable.
Un Oasis de historia y diversión en las Fiestas del Rosario
En 1983, el año del descenso del Nenedán, un grupo de amigos organizó las primeras 24 Horas. Desde entonces, la cita es siempre el último fin de semana completo de septiembre. Si coincide con la primera verbena, la grada se llena de gente arreglada que va y viene; si no, el Oasis concentra toda la fiesta.
Cuentan los mayores que en los sesenta las canastas se apuntalaban con palos en un bidón lleno de piedras, y que las Cuadras de Pérez, las paredes de piedra de las imágenes más antiguas, eran incluso anteriores.
El primer pavimento moderno, aquel verde, duró más de treinta años. Se decía que venía de la Unión Soviética -seguramente será una leyenda- pero cuando lo quitaron en 2014 por aquel otro de color azul, de malísima calidad, la gente se llevó trozos a casa.
El Oasis, que formalmente es un elemento material, inerte, en realidad es un espacio que despierta fuertes sentimientos, por todas las vivencias que ha acogido en su interior. Yo mismo guardo en casa un pedazo de aquel pabellón.
La inolvidable figura de Lico
El Oasis tiene un nombre propio sobre todos los demás, nuestro querido Juan Carlos Lavandera, Lico, encargado de la instalación desde principios de los 80. Lo mantuvo como una patena el solo, fabricaba sus propios cachivaches para reparar lo que se rompía, entrenaba a los niños y niñas, y fue fundamental en las 24 Horas.
Lico "se reía por dentro" en cada bronca que nos echaba. Eso lo entendimos a medida que fuimos creciendo. Siempre fue muy, muy divertido, y echamos mucho de menos sus ocurrencias y frases míticas. La más famosa: "Torostostós las alperdices".
Nuestros amigos y premios
Andrés Valerón encarnó la chispa y el humor que es parte fundamental del torneo:
-Tú sabes inglés? Dime una frase con "star". Yo debería "star" durmiendo".
Por derecho propio, el Premio a la Mejor Performance lleva su nombre, para reconocer las actuaciones no deportivas que cada año ocurren en el memorial: bailes, disfraces, poesías, animación en la grada…
Y el Concurso de Triples nos recuerda a Javi Calero, que jugó en el Nenedán, estuvo en las categorías inferiores de la selección española, y lo ficharon equipos punteros de Tenerife, donde nos dejó muy joven en un desgraciado accidente. Nunca sabremos hasta dónde habría llegado aquel talento del baloncesto majorero.
El Oasis, un templo del baloncesto, pero también el único
Queriendo hablar en serio en un momento del pregón, fue necesario reconocer la labor de los clubes, entrenadores y directivas que entregan parte de su vida a fomentar el baloncesto. Y también el apoyo de los centros escolares, que ceden sus canchas para entrenar por las tardes.
Porque por muy histórico que sea el Oasis, sigue siendo a día de hoy el único recinto municipal a cubierto para jugar a baloncesto y voleibol en Puerto del Rosario. Y si hablamos de fútbol sala o balonmano, el gobierno local de la capital de Fuerteventura no tiene ninguno (el Pabellón Insular, en Fabelo, es del Cabildo). Sin los institutos y colegios, y el esfuerzo de los clubes deportivos, hacer deporte de sala en nuestra ciudad sería imposible.
Y cabe reiterar lo dicho a las autoridades. No es un ataque personal, ni mucho menos político. Porque cuando la carencia de instalaciones se remonta tanto tiempo atrás, debe haber algo que analizar ante un problema sistémico, y que por algún motivo, las sucesivas corporaciones -y han sido muchas- no han podido entender, afrontar o solucionar.
Mi memorial, y el de los demás
También hablé un poco de mí, de mi otro padre además de Ramón, Pepe Clavijo, un grandísimo entrenador que me introdujo en el baloncesto cuando vivíamos en Gran Canaria, y quien me crió realmente junto a mi madre, en unos valores que tanto me han servido en la vida. Con mis amigos de allí -jugábamos en el Heidelberg- estuve muchos años compitiendo en el torneo, hasta ganarlo una sola vez. Y suficiente.
Seguimos participando desde hace veinticinco años, aunque ahora ya claro, como veteranos, para no faltar a la cita. En ese proceso aprendí que hay tantas 24 horas como personas, porque cada equipo, los árbitros y mesas, el público… lo vive a su manera.
Por supuesto, porque las 24 horas son así, dedicamos parte del pregón a hacer y decir tonterías, a bailar disfrazados en el escenario, o a defender beneficios ficticios del memorial, como que dinamiza la economía con la venta de camisetas, rotuladores y antiinflamatorios, o que ese fin de semana el Caaf no tiene incidencias, porque la gente no se ducha.
Juanjo, de Torostostós, y Javi, de Pabeplástika, escenificaron con humor para nosotros las quejas de la gente que recibimos cada año, y que también son parte importante del evento, porque nos ayudan a intentar mejorar.
Fue un momento para reconocer a los participantes que hacen grande a este memorial, y sin los cuales no podría celebrarse. Les hablo de colaboradores como árbitros y mesas, el público, o los equipos históricos que nos acompañaron en el escenario, y a quienes agradecemos que hayan estado con nosotros tanto tiempo.
Son equipos que merecen estar aquí con su nombre tras cumplir diez, veinte, treinta y hasta cuarenta años sin faltar en el Oasis ni una sola vez. A equipos como Fuerteventura, Caf, Amanay, Nenedan, Objetivo Tu Breva, Tobas Boys, Pabeplástika, Tortostostós, Gran Tarajal, Trafullas, Gambusinos, Armejillonas, Bombillo Rojo, Cecilio Grandes Playas, Las De Siempre o Tacatá, y algunos más, enhorabuena y gracias.
24 Horas, un evento del pueblo
Por el Oasis hemos visto pasar varias generaciones, que se renuevan con el encuentro de minibasket que hemos vuelto a celebrar. De los niños aprendemos algo muy importante, que el deporte puede ser sencillamente jugar, divertirte, estar con los amigos. Qué más da el marcador.
Torano, Victoriano Morales, tiene también una historia que define lo que significa para nosotros el memorial.
- "¿Cuánto? No, hombre, eso es mucho… Tú no quieres robar al pueblo, ¿verdad? ¡Esto es del pueblo!", le escuché decir un día a un proveedor, no recuerdo si de refrescos o de cerveza.
Torano nos fue enseñando poco a poco a coger las riendas, discretamente, en silencio, y predicando con el ejemplo, como es él. De él aprendí que nuestro evento no es importante en sí mismo, sino porque se hace para los demás.
Gracias a la invitación del Ayuntamiento de Puerto del Rosario, tuvimos el honor de pregonar las fiestas de nuestra ciudad, y la oportunidad de contar una pequeña historia que comenzó hace más de cuarenta años.
La historia de un encuentro más social que deportivo, que reúne cada año a gente de distintos lugares y épocas, todas ellas unidas por la fiesta, el compañerismo, el espíritu de colaboración y participación, el amor, y sobre todo, la amistad:
"El vacío que dejó Ramón, se fue llenando con esa fuerza y esa energía que nos ha traído hasta aquí. Esta es la historia de cómo, su recuerdo, se convirtió en memoria viva de puerto del rosario".
¡Viva la Virgen del Rosario!
El pregón lo despedimos con las autoridades, el alcalde de Puerto del Rosario, David de Vera, la concejala de Festejos, Tacoremi Gutiérrez, y la presidenta del Cabildo, Lola García, en representación de las instituciones a las que agradecemos su apoyo presente y futuro.
Un agradecimiento que enviamos desde nuestra directiva histórica y actual, con Torano Morales, Rita Álvaro en representación de la familia de Juan Carlos Lavandera, Belinda de León, Teresa de León, Ramón Castañeyra, Guaxara Castañeyra, Iria Clavijo y yo mismo, Janey Castañeyra, como orgulloso presidente.