El picudín aparece en el palmeral de Ajuy, y están limpios Madre del Agua y Buen Paso
El Cabildo ha confirmado la presencia del insecto invasor Diocalandra frumenti en varios ejemplares de Ajuy. Aunque las trampas confirman también que no hay rastro del picudín en Madre del Agua, Pájara y Buen Paso
El monitoreo piloto de los palmerales de Ajuy, Madre del Agua, Pájara y Buen Paso realizado por el Cabildo de Fuerteventura, desde el Servicio de Obras y Maquinaria, a través del programa ‘Fuerteventura, bonita por naturaleza’, ha confirmado la presencia del insecto invasor Diocalandra frumenti en varios ejemplares de Ajuy. En el resto de localizaciones no se ha detectado.
Para la presidenta insular, Lola García, “es fundamental promover actuaciones que ayuden a determinar el alcance de los daños en una especie tan importante para la Isla", trasladó la institución en un comunicado.
El consejero de Obras y Maquinaria, Blas Acosta, señala que “con estos datos conocemos la realidad del problema y su zona de expansión, por lo que ya no hay excusas para tomar medidas correctoras que impidan el contagio” a otras poblaciones de palmeras.
Cabe recordar que en otras islas, como es el caso de Lanzarote, la presencia de la Diocalandra frumenti ha motivado que la Consejería de Transición Ecológica del Gobierno de Canarias se implique con un Plan de Control y Erradicación de 4 millones de euros.
La actuación piloto iniciada en marzo por el Cabildo mediante su programa ‘Fuerteventura, bonita por naturaleza’ tenía por objetivo certificar, con datos científicos, el estado de salud de los palmerales que forman parte del Parque Rural de Betancuria y que están incluidos en la Zona Especial de Conservación (ZEC) y en la Zona Especial de Protección para las Aves (ZEPA), en los términos municipales de Pájara y Betancuria.
Si bien las trampas de los palmerales de Madre del Agua, Pájara y Buen paso no atraparon ejemplares de Diocalandra frumenti, dos de las instaladas en Ajuy capturaron cerca de una veintena de estos insectos muy dañinos para las palmeras canarias y capaces de acabar con poblaciones enteras.
El monitoreo consistió en la instalación de 20 trampas tipo Palm Rocket Tramp, reforzadas con feromonas registradas. A razón de cinco dispositivos por localización, se emplearon pértigas telescópicas y escaleras forestales para su instalación y, así, se evitaron los daños que los ‘trepolines’ producen en las palmeras.