Un grupo de vecinos lanza la plataforma "Salvar la Cornisa" para evitar su demolición

Los vecinos que han constituido la Plataforma Salvar La Cornisa.

Un grupo de vecinos ha presentado esta nueva plataforma para defender la memoria frente a la piqueta, e impedir la desaparición de un conjunto arquitectónico representativo del antiguo Puerto Cabras. 16 viviendas históricas de la Cornisa están fuera del Catálogo de Bienes Patrimoniales, y los actuales propietarios tienen a su favor un proyecto de edificación avalado por sentencia judicial

Un grupo de vecinos de Puerto del Rosario ha presentado en la mañana de este viernes la plataforma ciudadana Salvar la Cornisa, con el objetivo de preservar las viviendas tradicionales del Antiguo Puerto Cabras que aun permanecen en pie en el frente marítimo de la capital majorera. Una decena de personas que se ha sumado a la iniciativa, -aun no se han constituido oficialmente como asociación- dieron a conocer los objetivos de la plataforma con la lectura de un manifiesto, a los pies de los inmuebles cuya demolición piden evitar. 

En el manifiesto, Salvar la Cornisa ha reivindicado el valor patrimonial, histórico y sentimental de este enclave urbano, advirtiendo del peligro de que desaparezca para siempre. La exclusión de este conjunto de viviendas del Catálogo de Bienes Patrimoniales que el Ayuntamiento de Puerto del Rosario ha publicado y se encuentran en exposición pública, es otro de los motivos que han llevado a este grupo de personas a movilizarse. 

Presentación de la Plataforma Salvar La Cornisa.

"La Cornisa no puede desaparecer", repiten a lo largo del documento, denunciando que su pérdida no sería por el paso del tiempo, sino por "la injusticia y avariciosa ignorancia", expusieron, en referencia al proyecto de urbanización que los actuales propietarios tienen la intención de reedificar la zona. Con ello, alegan, "se perdería definitivamente la memoria de lo que fue el viejo Puerto de Cabras”.

Óscar Hernández fue el encargado de dar lectura al manifiesto, recordando que las casas del risco (antes de construirse la avenida marítima, las viviendas de la cornisa daban directamente al mar) representan la memoria viva de generaciones de portuenses, y su eliminación equivaldría a "borrar de golpe el alma del municipio".

La zona que en los planos de la ciudad hoy se denomina como Las Escuevas, era en su día la Playa de Las Cuevas, donde muchos aprendieron a nadar y a vivir el mar, un espacio que forma parte de los recuerdos colectivos de la ciudad: 

"De chiquillos bajábamos a la Playa de las Cuevas (...) donde aprendimos a zambullirnos y a lanzarnos de cabeza al mar desde una roca que se encontraba en lado sur cerrando la pequeña cala, y que con la deformación del paso del tiempo la recuerdo muy alta, cuando en realidad no sobresalía mucho del mar.

En esta playa, la playa del Pueblo para todos (Playa Blanca nos parecía muy alejada), tantos de nosotros, vecinos de Puerto de Cabras, aprendimos a nadar, a disfrutar del mar y a conocer los secretos de las mareas. ¡Hay que conservar la Cornisa de Puerto como sea!"

Plataforma Salvar La Cornisa

Según describe la plataforma, la Cornisa está formada por un conjunto de viviendas humildes, de diferentes volúmenes, que se asoman al océano desde el centro de la ciudad. “Sin memoria no sabemos de dónde venimos, y por tanto tampoco hacia dónde vamos”, argumenta este grupo de vecinos. 

Plataforma Salvar La Cornisa.

El documento recuerda que muchos elementos patrimoniales de la isla han desaparecido sin remedio, y lamenta que a menudo solo se escuchan lamentos cuando ya es demasiado tarde. Por eso, la plataforma hizo un llamamiento a las instituciones públicas para que intervengan y aseguren la conservación del enclave, aunque también reconocen los derechos de los propietarios:

 

"No queremos decir  que los propietarios, sobre todo los que lo eran originariamente, no tengan derechos", exponen, pero son "las administraciones publicas competentes en la materia, las responsables de satisfacer, de la manera más justa posible, esos derechos".

Si alguien llegara por mar a la capital majorera, y ya no viera la cornisa, pensaría que se encuentra en otro lugar. Hernández concluyó su exposición imaginando la estampa de una Cornisa ausente: "Si nunca hubiera existido ese testigo único de lo que fue nuestro pasado, nos tendríamos que avergonzar y soportar que nos llamen bárbaros, con razón, por no haber impedido semejante barbaridad. La cornisa no puede desaparecer".