Demandas y discrepancias
Ariel Alpizar y Luchi Romero expusieron problemáticas que afectan a los autónomos de todo el país, y también algunas particulares de Fuerteventura: bajas laborales que recaen en exceso sobre el empleador cuando se tratan como comunes; los sobrecostes en todos los suministros (plantearon reducciones fiscales en las islas no capitalinas); la necesidad de agilizar trámites administrativos para aperturas y licencias; o las grandes diferencias laborales que sufren los autónomos respecto a los asalariados en derechos laborales como la maternidad y paternidad.
"Estamos aquí para reivindicar mejores derechos y buscar objetivos comunes; no se trata de restauradores, talleres o comercios por separado, sino de que todos sumemos"
- Luchi Romero
Un punto controvertido durante el debate fue la financiación del colectivo. "La asociación se constituirá con cero dinero público; si aceptamos un euro perdemos libertad", defendió Ariel Alpizar, algo con lo que muchos asistentes no estuvieron de acuerdo, al considerar que las subvenciones, bien justificadas, son herramientas legítimas.
Sobre la adhesión del los autónomos de la isla majorera a la movilización estatal del 30 de noviembre, dependerá de si la asociación consigue estar constituida a tiempo, pues cabe la opción de que la Delegación de Gobierno no acepte la convocatoria con menos de treinta días de antelación.
"Estamos asfixiados"
Hay encuestas que reflejan cómo 8 de cada 10 autónomos españoles se sienten asfixiados por la excesiva carga fiscal, que sienten reconocida su aportación a la economía del país. Los autónomos en España están en tonro a los 3,3 millones de trabajadores, y ofrecen a sus empleados unas garantías que ellos mismos no pueden disfrutar. Además, las condiciones legales y tributarias que rigen su actividad no se ajustan en modo alguno a la situación económica de sus negocios, y cuando algo sale mal, la administración es implacable ante los impagos.
A lo largo del debate, quedó patente la asfixia económica de los autónomos. En la isla, los sobrecostes afectan a todos los sectores, desde la hostelería hasta los talleres. "Aquí un aguacate cuesta más que en Las Palmas; el transporte y los gastos nos afectan a todos", señaló Ariel Alpizar, reclamando un tratamiento fiscal diferenciado para las islas no capitalinas. La dependencia de los envíos marítimos y los precios de los suministros hacen que cualquier producto básico llegue con un margen de encarecimiento difícil de absorber en pequeños negocios.
Otro de los puntos que generó consenso fue el de las bajas laborales. "Pagamos Seguridad Social y todo para nuestros trabajadores, pero cuando hay una baja común la empresa termina asumiendo más de lo que puede. La Seguridad Social debería hacerse cargo", resumió Alpizar. Los asistentes coincidieron en que las bajas por enfermedad común se convierten a menudo en un obstáculo para la supervivencia de pequeñas plantillas, y pidieron una revisión del sistema que permita equilibrio entre derechos y sostenibilidad.
Un empresario veterano que intervino desde el público resumió una sensación compartida: "A los que llevamos veinte o veinticinco años no nos dan ayudas. Parece que los que empezamos hace décadas generamos más dinero, pero a veces cuesta llegar a fin de mes". Y es que las bonificaciones para nuevos autónomos no alcanzan a quienes han sostenido su actividad durante años, pagando proveedores, alquileres, agua, luz e impuestos sin apenas margen para imprevistos.
Directiva provisional
Aun con todas esas reivindaciones legítimas y compartidas, el encuentro evidenció las dificultades que conlleva organizarse de manera precipitada. Finalizada la reunión, no quedó claro quiénes eran los candidatos a los cargos directivos, que se proponían a sí mismos a través del grupo de WhatsApp, ni tampoco se produjo una votación formal. Aunque los promotores dejaron claro que esta directiva es provisional, y que próximamente presentarán unos estatutos para constituirse oficialmente.
El impulso de Ariel, Luchi, y del resto de empresarios que se han organizado para organizar las protestas y promover la constitución de este colectivo, es sin duda un esfuerzo que debe reconocerse. Frente a las críticas, son ellos quienes han tirado del carro.
Pero también quedó claro que carecen de una experiencia que sí tienen otros profesionales de la isla a la hora de organizarse y de facilitar la participación del resto de compañeros, con garantías y transparencia. Desde luego, si esperan la adhesión de ese millar de profesionales que ya están sensibilizados y movilizados, tendrán que estar mejor organizados en los próximos pasos.