Entrevista a Octavio Pérez Luzardo, catedrático de la ULPGC

Colonias de gatos, un problema real que “tiene solución sin llegar al sacrificio”

Fuerteventura Digital se adentra en las normativas de control de colonias felinas, reguladas desde la entrada en vigor hace un año de la Ley de Bienestar Animal. La nueva regulación pretende, evitando a toda costa el maltrato y el sacrificio, reducir las poblaciones de gatos sin dueño, que no han hecho sino aumentar en los últimos años, generando conflictos vecinales, daños a la fauna silvestre y problemas de salud pública. Octavio Pérez Luzardo, asesor de esta Ley, y científico de la ULPGC, expone su visión sobre estos y otros muchos temas
Imagen de la Facultad de Veterinaria, durante una campaña de trabajo en colonias felinas.
Imagen de la Facultad de Veterinaria, durante una campaña de trabajo en colonias felinas.

 

El control de colonias felinas se encuentra regulado desde la entrada en vigor, en septiembre de 2023, de la Ley 7/2023, de 28 de marzo, conocida como de Bienestar Animal, una norma controvertida en muchos aspectos, incluido este. 

Fuerteventura Digital ha contactado con uno de los asesores de esta ley en relación al apartado de los gatos, Octavio Pérez Luzardo, catedrático de toxicología en la Facultad de Veterinaria de la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria.

Pérez Luzardo aclara la definición misma de lo que considera mal llamados “gatos asilvestrados”, entre otros términos que han acompañado siempre a los gatos sin dueño: callejeros, errantes, ferales… Considera que no puede estar asilvestrada una especie cuya libertad e independencia está en su naturaleza misma

Y da al respecto una interesante referencia histórica. “La convivencia entre gatos y humanos tiene raíces muy profundas. Esta relación se remonta a hace entre 10.000 y 12.000 años, cuando los gatos comenzaron a interactuar con las primeras civilizaciones humanas”. Tradicionalmente, “los gatos mantenían a raya a los roedores y otras plagas en los entornos rurales y urbanos, sin que existiera una relación de propiedad tal como la entendemos hoy”.. Y con el tiempo, continúa, “los gatos se han convertido en compañeros de hogar”.  

Los gatos han acompañado al ser humano desde tiempos inmemoriales (Imagen cedida por Octavio Pérez Luzardo).
Los gatos han acompañado al ser humano desde tiempos inmemoriales (Imagen cedida por Octavio Pérez Luzardo).

Los gatos tampoco son ganado, porque no fueron intencionadamente domesticados, y se diferencian igualmente de los perros en que no fueron fruto de un proceso de cría, de selección genética, para primar uno u otro carácter de utilidad para el humano. O al menos, no lo fueron hasta la edad moderna. 

Por lo tanto, “la relación entre humanos y gatos ha sido larga y compleja”, y no ha sido hasta un periodo más reciente, desde aproximadamente el último siglo, en que los gatos se han convertido en mascotas. 

La nueva Ley llama a los gatos que tienen dueño “gato con hogar”, frente a las otras dos categorías contempladas, el “gato comunitario”, cuando es totalmente independiente (el ejemplar “libre que convive en entornos humanos y que no es adoptable debido a su falta de socialización", dice la Ley), o el “gato merodeador” si cuentan con alguien a su cargo pero deambulan libremente. 

Y se trata de una clasificación, matiza el catedrático, no basada estrictamente en criterios biológicos, “sino más bien en una clasificación práctica para ayudar a gestionar las colonias felinas de forma más efectiva”. 

Colinas de gatos: problemas de convivencia, de salud y ambientales

Con el progresivo desarrollo urbano, en las ciudades y en el campo, las colonias de gatos han derivado en una serie de problemáticas. Por ejemplo, por generar conflictividad entre las personas que los tienen o alimentan y el resto de vecinos. También por una cuestión de salud pública, porque los gatos pueden transmitir enfermedades, o favorecer condiciones de insalubridad y otras plagas en torno a los puntos de alimentación. 

Y de manera especial, en una región como Canarias, con una riquísima biodiversidad endémica, la presencia de gatos en el medio natural acarrea un considerable problema ecológico. Al tratarse de una especie naturalmente depredadora, su proliferación descontrolada puede afectar gravemente a las especies locales de roedores, reptiles, aves… 

Reducir y controlar las colonias de gatos desde la gestión y la ética

Ante todas estas cuestiones, hasta hace un año no existían normas estatales específicas sobre las colonias felinas. Las había autonómicas y municipales, pero no en todas las comunidades ni ayuntamientos. 

Como asesor en la redacción de la Ley de Bienestar Animal, Pérez Luzardo llegó a participar en las comisiones previas del Congreso de los Diputados. Sobre el fundamento de la normativa, indica que por supuesto, “la ética, evitar el maltrato animal, son principios fundamentales”, aunque la premisa es "abordar el control de las colonias desde una adecuada perspectiva de gestión". 

 
Octavio Pérez Luzardo, catedrático de toxicología en la Facultad de Veterinaria de la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria
Octavio Pérez Luzardo, catedrático de toxicología en la Facultad de Veterinaria de la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria

“Lo esencial es la eficiencia en la gestión de las colonias, y es aquí donde el método CER (Captura, Esterilización y Retorno) juega un papel crucial”. 

- Octavio Pérez Luzardo

El método es de aplicación obligatoria a nivel municipal, y en un resumen muy, muy reducido, establece que los ayuntamientos tienen la obligación de planificar mediante programas de gestión, censar a las poblaciones de gatos, identificar con microchip a todos los ejemplares sin dueño en sus municipios, y desarrollar esta metodología de capturar, esterilizar, desparasitar y devolver a los gatos a su lugar de trampeo, con el objetivo de reducir progresivamente las colonias

“El CER no es solo una alternativa humanitaria al sacrificio, sino que es una metodología bien estudiada y cuya eficacia está ampliamente demostrada en el control de poblaciones felinas, siempre y cuando se aplique correctamente”, señala el catedrático. 

“No se trata solo de capturar y esterilizar a los gatos, sino de hacerlo de manera planificada, intensiva y sostenida para lograr resultados medibles en la reducción de la población. En ese sentido, es clave que los ayuntamientos, junto con las personas alimentadoras y las asociaciones, trabajen de manera coordinada, dentro de un marco regulado”.

 
Cirugía de esterilización de gatos, coordinada desde la ULPGC.
Cirugía de esterilización de gatos, coordinada desde la ULPGC.

Experiencias positivas en Córdoba, Lanzarote y La Graciosa, 

La Facultad de Veterinaria de la ULPGC Canaria cuenta con experiencias a su favor. Por ejemplo, colaborando con ayuntamientos comprometidos con el método como el de Córdoba, han demostrado que en el periodo de un año es posible reducir a la mitad una colonia de 200 gatos que estaban ocasionando numerosos problemas en el hospital, llegando incluso a introducirse y parir en los falsos techos del edificio.  

Otra iniciativa de interés ha comenzado el pasado mes de julio en La Graciosa, con la implicación del Ayuntamiento de Teguise. Una isla como esta es un magnífico espacio de ensayos, por su tamaño reducido, y la facilidad para controlar la entrada de nuevos ejemplares

Voluntarios en La Graciosa, aplicando el método CER en julio de 2023.
Voluntarios en La Graciosa, aplicando el método CER en julio de 2024.

En unas pocas jornadas, con la participación de veterinarios y voluntarios, y con la colaboración ciudadana, los equipos de trabajo coordinados por la Facultad pueden capturar, esterilizar, desparasitar, identificar con microchip y devolver a su lugar a cientos de ejemplares, relata Pérez. 

Con una correcta gestión, asegura Pérez Luzardo, “es posible reducir las colonias en un periodo de pocos años”. 

Pero sólo será efectivo si se actúa de manera intensiva y global sobre las poblaciones felinas: “Si conseguimos esterilizar al 80% de las colonias, el resultado es que las poblaciones no crecen. Pero para reducirlas, hay que superar el 90%”. De ahí la importancia de que las personas alimentadoras y las asociaciones protectoras.

También destaca la colaboración del Cabildo de Lanzarote, pionero en la gestión de colonias felinas a nivel insular, al haber creado el primer Área Insular de Bienestar Animal de Canarias. Y dice: “Esta colaboración está marcando un camino a seguir para otras islas y municipios en la gestión responsable de las colonias”, al tiempo que propone la implicación de otros cabildos y el Gobierno de Canarias, que pueden apoyar económicamente a los ayuntamientos o gestionar centros de esterilización.

Alimentadoras, la importancia de un colectivo estigmatizado 

Un aspecto controvertido en cuanto a la proliferación de colonias felinas gira en torno a las personas que las alimentan. Octavio Pérez relata en su entrevista, que esta práctica parte de la buena voluntad de las personas, mayoritariamente alimentadoras, mujeres, que al ver "cómo como nadie más se encarga, y que los animales están abandonados, deciden comenzar a ponerles agua y comida a los gatos de la calle”, explica tras años de trato con este colectivo. 

Se trata de personas estigmatizadas, muchas veces increpadas por otros vecinos, que comparten un sentimiento de desconfianza hacia la administración. Su recelo es además comprensible, al comprobar que las instituciones no actúan, y dan por hecho que cuando lo hace, es para ejecutar campañas de sacrificio. 

Campaña de captura de gatos coordinada por la Facultad de Veterinaria de la ULPGC.
Campaña de captura de gatos coordinada por la Facultad de Veterinaria de la ULPGC.

Considerando que esta práctica no está permitida, y que alimentar a los gatos de la calle, o del campo, puede ser motivo de sanción, las protestas vecinales tienen su fundamento. Sin embargo, la aproximación que plantea el entrevistado, así como otras protectoras de animales consultadas para este reportaje, es que las alimentadoras, si son denunciadas, lo que hacen es esconder su actividad. Continúan haciendo lo mismo sin ser vistas, entrando en una especie de clandestinidad.

Para Octavio Pérez Luzardo, la participación de las personas que alimentan gatos “debe centrarse en una gestión responsable, y en cumplir con la normativa, para evitar que se perpetúen las colonias incontroladas. De ahí la necesidad de formación adecuada y la obtención del carnet que los habilite para alimentar de manera regulada y coordinada”. 

Además, apuesta por un “periodo de transición” que considera crucial “para cambiar las dinámicas actuales y hacer que el método funcione a largo plazo”. Por ejemplo, en La Oliva, por la iniciativa que dio lugar a este artículo,  ya ha comenzado un programa de formación para alimentadores, asociaciones y Policía Local, el ayuntamiento ha retomado el censo y control de colonias felinas.

Igualmente, agrega, “sería beneficioso educar al público para evitar una percepción negativa generalizada de las colonias felinas”. “Creo que es importante enfatizar que la solución no debe centrarse exclusivamente en la reducción o eliminación de los gatos, sino que debe abordarse desde un enfoque más amplio que contemple tanto el bienestar animal como la preservación de la biodiversidad local”, señala Pérez Luzardo para este reportaje.

¿Es compatible el bienestar animal de los gatos con la conservación de la fauna silvestre?

Por un motivo u otro -la falta de compromiso, el no destinar suficientes recursos, o la ineficacia de las medidas de control ambiental adoptadas-, la realidad es que hasta ahora, el control de los gatos en el medio natural no ha sido efectivo. 

Descartadas las campañas de captura y sacrificio, que históricamente se han llevado a cabo para tratar de disminuir la población de gatos en el medio natural, y que actualmente no se pueden ejecutar por considerarse maltrato animal, salvo excepciones debidamente motivadas, ¿cuál es la alternativa?

Pérez Luzardo es consciente de que su idea de trabajo le ha granjeado enemistades entre colegas, críticas desde el sector ambientalista, como explicó en su entrevista con este medio. 

Colectivos ecologistas y conservacionistas han rechazado una normativa que, a su parecer, no defiende con la necesaria contundencia a la fauna silvestre, unas críticas a las que Pérez Luzardo responde que “conozco perfectamente el problema. Nunca lo he negado”. 

Octavio Pérez Luzardo, catedrático de toxicología en la Facultad de Veterinaria de la ULPGC.
Octavio Pérez Luzardo, catedrático de toxicología en la Facultad de Veterinaria de la ULPGC.

“Es cierto”, afirma para este reportaje, “el impacto ambiental de los gatos es un problema real y documentado, especialmente en una región con tanta biodiversidad endémica como Canarias”

Sin embargo, considera importante “distinguir entre las colonias controladas y aquellas que no reciben cuidados ni seguimiento. Las colonias controladas, cuando se gestionan de manera adecuada mediante programas como el C.E.R. (Captura, Esterilización y Retorno), pueden reducir considerablemente su impacto negativo en el entorno.

“Creo que es importante enfatizar que la solución no debe centrarse exclusivamente en la reducción o eliminación de los gatos, sino que debe abordarse desde un enfoque más amplio, que contemple tanto el bienestar animal como la preservación de la biodiversidad local”. 

Asimismo, “sería beneficioso educar al público sobre estas diferencias para evitar una percepción negativa generalizada de las colonias felinas. La clave es promover una gestión equilibrada que minimice los daños a la fauna sin recurrir a medidas extremas o indiscriminadas, que además ya se ha demostrado que no son efectivas a largo plazo”.

“La idea que planteo no es ignorar los problemas que los gatos pueden generar sobre la fauna silvestre, sino abordarlos desde un enfoque basado en la gestión eficiente, la evidencia científica y la ética”. 

Hasta ahora, prosigue, “las medidas aplicadas han generado más maltrato animal y conflictos sociales, sin lograr un control real del problema. De hecho, la población de gatos ha seguido creciendo. Mi propuesta, que se plasma en la Ley de Bienestar Animal, ofrece un enfoque que busca equilibrar las necesidades tanto de la fauna silvestre como de los gatos, a través de programas de gestión más efectivos como el CER”.

Disparidad de criterios con otros científicos, que piden modificar la Ley para atenuar el impacto de los gatos en el medio

Entre estos detractores del método, se encuentra un grupo de investigadores y científicos canarios que ha solicitado modificar la Ley de Bienestar Animal. En un artículo en la web del CSIC, publicado en julio de 2023, urgen “modificar la legislación para hacer frente al peligro que representan los felinos para la biodiversidad insular".

En los ecosistemas insulares, recoge el artículo, “los gatos asilvestrados “han estado involucrados en el 14% de todas las extinciones de aves, mamíferos y reptiles y en el declive del 8% de los mismos catalogados en peligro crítico”. Entre sus consideraciones, está que el método CES (captura, esterilización y suelta) “no sólo no acabará con los gatos callejeros, sino que actuarán de imán atrayendo nuevos gatos, y agravando este problema. 

Lagarto dañado por un gato (Iimagen difundida por el Centro de Recuperación de Fauna Silvestre de Tafira, en Gran Canaria, a través de su director, Pascual Calabuig).
Lagarto gigante de Gran Canaria dañado por un gato (Imagen difundida por el Centro de Recuperación de Fauna Silvestre de Tafira, a través de su director, Pascual Calabuig).

“Además, estás prácticas constituyen un riesgo para la salud pública. Por lo que es imprescindible establecer recintos cerrados para albergar estas colonias y lograr así un adecuado control de estos animales y el descenso de su número”, propone este grupo como alternativa.

Al respecto, Octavio Pérez Luzardo trasladó para este reportaje que es posible la opción de habilitar instalaciones, equivalentes a las perreras municipales pero destinadas a los gatos, siempre y cuando se gestionen “de manera ética y eficiente”. 

A su entender, “no se puede confinar de por vida a animales no socializados en instalaciones tipo perrera, ya que esto sería considerado maltrato animal. Las instalaciones son necesarias, pero deben utilizarse para alojamientos temporales, ya sea para gatos que puedan ser dados en adopción o aquellos que necesiten ser reubicados por razones específicas. Por tanto, más que cuestionar la existencia de instalaciones, mi énfasis está en cómo hacerlo”.  

Como conclusión, Pérez Luzardo pidió durante su entrevista tiempo para trabajar, y desarrollar un método que está convencido, puede funcionar. Un enfoque que, defiende, “no solo evita el maltrato, sino que además tiene un fundamento basado en la eficiencia de la gestión y en resultados demostrables, algo que las políticas más radicales no han conseguido hasta ahora”.

 


Durante su conversación con Fuerteventura Digital, Octavio Pérez Luzardo explicó otros aspectos de la gestión de colonias felinas que no han cabido en este reportaje. 

Por ejemplo, su labor en la Facultad de Toxicología, a donde llegan animales que han sufrido envenenamiento, la responsabilidad de los propietarios y el abandono animal, o el cuestionamiento de la relevancia de enfermedades asociadas a los gatos, como la toxoplasmosis, entre otros muchos asuntos. 

La entrevista se encuentra al completo en el canal de YouTube del medio: