Lo que le ocurrió a Santi, le puede pasar a cualquiera. En su caso es más doloroso, por tratarse de una persona con discapacidad reconocida. Pero en el mundo en que vivimos, la realidad es que ninguno estamos a salvo de personas desalmadas, que aprovechan los resquicios de la candidez humana, la ilusión por conocer a alguien, el ánimo de ayudar a quien lo necesita, la esperanza de sentirnos un poco menos solos.
No vamos a entrar en los detalles de la estafa. No vale la pena. Cualquiera puede imaginarlos. Esta historia tiene más que ver con el desamparo de Santi (nombre ficticio) ante la injusticia y el desinterés.
La vida no se lo ha puesto fácil a este joven majorero, diagnosticado poco después de su mayorÃa de edad: "Tengo el sÃndrome de Usher. El tipo 3, que es el más grave de todos. Pierdo el campo visual por los lados, y por el centro, veo como en un túnel. Estoy perdiendo la audición y el equilibrio. Esas tres cosas forman el sÃndrome, y aparte de eso, tengo diabetes tipo 1". Con su condición médica, los sÃntomas se van agravando con el tiempo, hasta el punto que ahora necesita audÃfonos, y un bastón para ayudarse al caminar. Su grado de discapacidad, que en un principio era del 42%, lo tiene reconocido ya en un 95%.
Con esa estampa, entró por la puerta del Banco Santander, la sucursal de Primero de Mayo, en Puerto del Rosario, sentencia en mano, y acompañado de su amigo y abogado, Pablo Gómez, para pedirles asistencia. Entre una cosa y otra, a Santi le sacaron de sus cuentas más de 12.500 euros. Eran todos sus ahorros. En cifras grandes, más de 7.000 euros en transferencias, y otros 5.500 de un préstamo que no pidió. Les recibió el subdirector del banco, y Pablo y Santi le explicaron el caso, que comenzó cuatro años atrás.
Ocurrió todo muy rápido, en apenas 23 dÃas, a caballo entre los meses de octubre y noviembre de 2021. Santi fue vÃctima de varios engaños. Una falsa enfermedad, "déjame tu DNI, para el trabajo que te comenté", "no se lo digas a nadie"… Veintitrés dÃas después de conocerla, tenÃa la cuenta en números rojos. Con ayuda de su familia, Santi fue a la policÃa, y presentó la denuncia. "Lo hizo muy bien", asegura su amigo abogado, porque "tenÃa todo probado, los mensajes, los documentos, las transferencias".
El juicio llegó tres años y medio después. Fue en mayo de 2025, en el Juzgado de lo Penal nº 2 de Puerto del Rosario. Se resolvió a su favor, con una sentencia de conformidad, por un delito continuado de falsedad en documento mercantil, junto a otro delito continuado de estafa. La condenada, reincidente por estafas anteriores, admitió los hechos a cambio de rebajar la pena, de tres años y medio, a dos años de prisión. Una sentencia que es además firme, pues al haber conformidad, "no hay posibilidad de recurso".
Pablo Gómez lo acompañó aquel dÃa, porque la acusación la llevó el fiscal. La magistrada dictaminó que la estafadora contrató, en nombre de Santi, un préstamo de 5.585 euros sin su consentimiento. La ley es clara al respecto: "Sin consentimiento, no hay contrato válido", subraya Gómez, citando el requisito establecido en el artÃculo 1.261 del Código Civil.
Después del juicio, ni abogado ni vÃctima supieron nunca más de ella, si entró en prisión ni dónde. Y aunque la sentencia es reciente, lo que está claro es que por ahora, no ha devuelto ni uno solo de los 12.763,90 euros, más intereses, que la magistrada le condenó a indemnizar.
El banco le da la espalda
Santi y Pablo esperaban que el banco, tras conocer el fallo, comprendiera la situación. En la primera visita, les atendió el subdirector de la oficina. "Nos pide la sentencia para escanearla, y comenta que la va a elevar a un órgano superior, y que ya nos avisará". Pero nadie contactó. Once dÃas después, les cogieron una llamada: La solicitud de cancelación del préstamo habÃa sido rechazada. "Pregunté los motivos, y no me terminó de explicar… Pedà que lo enviara por escrito, y tampoco mandaron nada", relata el letrado.
Aunque sà accedieron a concertar otra visita, ya con el director de la sucursal, que les recibió el 7 de julio". Un mes después del primer encuentro, les confirmaron el rechazo de la solicitud. "Solo nos dijo que él no era abogado", y que "simplemente obedece las órdenes que le dan". Es a partir de ahà cuando Pablo Gómez, en defensa de su cliente y amigo, comienza a indagar sobre las responsabilidades de la entidad.

"Empecé a hacerles solicitudes, que han ignorado todas. Una de ellas, es que identifiquen al gestor comercial de las cuentas de Santi, entre octubre y noviembre de 2021. Este hecho es muy importante para esclarecer las responsabilidades legales, porque debemos recordar, antes del préstamo de 5,500 euros, ya le habÃan sido sustraÃdos más de 7.000 euros de su cuenta bancaria. Teniendo la cuenta a cero, ¿qué clase de negligencia es esa? Le den un préstamo a una persona sin verlo cara a cara, sin acreditar su identidad, y además teniendo la cuenta sin fondos. ¿No le llamó eso la atención a nadie del banco?".
La frustración de Santi: "El banco no ha tenido empatÃa"
Para este nuevo reportaje conjunto entre Diario de Fuerteventura y Fuerteventura Digital, las pregunta para el afectado, dadas las circunstancias, han sido limitadas. Le cuesta más escuchar que hablar, porque se expresa perfectamente. Y como adulto, y una persona que ha trabajado para ganar su dinero, es plenamente consciente de "que el banco ha gestionado muy mal esto. Estoy muy decepcionado". "No me ha querido anular el préstamo, aunque tenga yo la razón. El juzgado me la dio".
"Yo antes de 2021, tenÃa ahorros de lo que habÃa trabajado", recuerda, enumerando diversos programas de la administración. "Paré hasta el 2024, que trabajé en el ayuntamiento, y ahà fui ahorrando". El resto de sus ingresos, explica, provienen de "una pensión que cobro de hijo a cargo, que es de mi madre, por hijo discapacitado".
En la última reunión, el director "me dijo que no podÃa anular el préstamo. Pablo preguntó: Entonces, no le van a seguir a cobrando las cuotas a mi cliente. Y dijo que sÃ, hasta que no se anule. Nos indicó que la denunciáramos nosotros a ella. Pero eso no tiene sentido, porque ya está denunciada y está condenada". Por lo que termina lamentando que "me siento muy mal, porque el banco no ha tenido empatÃa conmigo".
Llegados a este punto, el caso de Santi se encamina a la justicia civil. "Nos encontramos en un momento de mediación previa a la interposición de una demanda. Solicitamos, acorde a derecho, que se le anule el préstamo de Santi, porque no obró consentimiento por su parte. Pedimos, obviamente, que se le dejen de cobrar las cuotas vinculadas a ese préstamo, y le devuelvan las que ha venido pagando desde octubre de 2021 hasta ahora". Ya son 3.594 euros.
"Visto que nos han ignorado, nos han despreciado, y que no dan respuestas por escrito", adelanta Gómez, lo más probable será una la demanda a continuación. Lamentan la actitud de la entidad ante un caso de flagrante injusticia. Pero si nadie los escucha, "solo nos queda una demanda civil".
Pablo Gómez, abogado
"Creo que ha habido negligencia en el Banco Santander "

El abogado de Santi, que lo ha ayudado en este caso por amistad y solidaridad, sin minuta de por medio, no oculta su indignación por la desatención del Banco Santander a uno de sus clientes. Desde el principio, relata, "creo que ha habido negligencia. En primer lugar, por conceder un préstamo con la cuenta de Santi a cero". Pero también, porque pudieron remediarlo desde un principio.
Como relata el propio Santi, su primer contacto con el banco fue justo después de la estafa, en 2021. Cuando "mi cuenta estaba en negativo y ahà fue cuando hice la denuncia. Fui a la policÃa a denunciar en noviembre, y después, llamé al banco para ver si podÃan anularme el préstamo. Pero me dijeron que no, que yo tenÃa que hablarlo con un abogado. Ahà se quedó".
A las explicaciones del afectado, Pablo Gómez agrega un hecho interesante, y es que "todas las operaciones fueron dentro del mismo Banco Santander". El dinero se transfirió a cuatro cuentas, dos de la condenada, y otras dos cuentas de otra persona de su entorno. "En 23 dÃas, volaron 12.500 euros y nadie reaccionó".
"Nunca recibimos respuesta por escrito por parte del banco", concluye Gómez, lo que "nos hace suponer que son conscientes de estar actuando de forma irregular, y por eso no quieren dejar constancia". Pero "hemos mandado la sentencia por burofax, correos electrónicos y WhatsApp. No pueden alegar desconocimiento".
El presente reportaje es fruto de una colaboración entre Fuerteventura Digital y Diario de Fuerteventura, publicado conjuntamente, y con imágenes de Fuerteventura Digital.